viernes, 15 de mayo de 2020

Infertilidad y Esterilidad



INFERTILIDAD  Y ESTERILIDAD:

Los términos esterilidad e infertilidad, en sentido estricto, no tienen el mismo significado, ya que infertilidad significa incapacidad para tener hijos pero con posibilidad de embarazo que no llega a término, por lo tanto, una mujer infértil será aquella que queda embarazada, pero no llega a tener hijos, mientras que la estéril no consigue el embarazo.
  • La infertilidad es la incapacidad para llevar a término un embarazo (para tener un hijo vivo).
  • La esterilidad alude a la imposibilidad de concebir.  

Se considera que existe un problema de esterilidad o de infertilidad cuando no se ha podido tener un hijo vivo, después de un año de mantener relaciones sexuales sin utilizar algún método anticonceptivo, con la finalidad de procrear.

Para ambas clínicas existe una clasificación médica, en primaria y secundaria. Respecto a la etiología de origen primario se corresponde con la incapacidad de quedarse o mantener el embarazo sin haber existido uno previo. Es decir, hay una imposibilidad total de conseguir un embarazo. Sin embargo, se considera de origen secundaria, cuando en la pareja ha existido previamente una clínica de embarazo a término. Esta es la situación más común entre las parejas que consultan en la actualidad por problemas reproductivos.

FACTORES ASOCIADOS A LA INFERTILIDAD
Dentro de las posibles causas de esterilidad, se podría considerar una serie de factores asociados al estilo de vida que de una u otra manera contribuyen a aumentar las probabilidades de infertilidad en una pareja. Alguno de ellos, se recogerán a continuación:

EDAD: Constituye uno de los factores principales en la imposibilidad de las parejas para concebir. Como se ha comentado anteriormente, con el paso del tiempo la capacidad reproductiva se ve disminuida especialmente en el caso de las mujeres hecho que se explica por el nacimiento con un número limitado de óvulos (en torno a 400.000).

TABACO Y ALCOHOL: El consumo de tabaco , incluso en pequeñas cantidades, supone un motivo importante y cada vez más creciente en los problemas de fertilidad tanto para hombres como para mujeres. En el caso de las mujeres, el consumo de tabaco puede provocar una alteración en la secreción de estrógenos, una disminución en la actividad ovulatoria y prolonga directamente el tiempo para quedarse embarazada. Además, el consumo de tabaco en mujeres está relacionado con la infertilidad secundaria, pues incrementa las probabilidades de muerte prenatal o abortos naturales.

ALIMENTACIÓN/ACTIVIDAD FÍSICA: Un peso corporal inferior a las recomendaciones de la OMS puede provocar alteraciones a nivel fisiológico y endocrino como por ejemplo reducción en la función ovárica y/o testicular, siendo bastante común que en las mujeres este tipo de situaciones cursen con episodios de amenorrea. Por el otro lado, en las mujeres con obesidad se tiene la hipótesis que el peso influye negativamente en el óvulo y en la capacidad de implantación del endometrio. Además, el exceso de peso está asociado con el Síndrome de Ovario Poliquístico.

ESTRÉS: Ante situaciones de estrés crónico el cuerpo libera hormonas por activación del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (HAS) que tienen como resultado elevados niveles de cortisol y catecolaminas procedentes de la médula adrenal que afectan al eje reproductor, disminuyendo la secreción de gonadotropinas hipofisarias y por tanto disminuyendo la producción de hormonas de origen gonadal. Por otro lado, en un estudio realizado en mujeres se ha comprobado que aquellas que presentaban en sangre niveles más elevados de α- amilasa tras un proceso de estrés presentan menor capacidad para quedarse embarazada.



ETIOLOGÍA DE LA INFERTILIDAD DE ORIGEN FEMENINO

CAUSAS ENDOCRINAS

Anovulación: La alteración de los ciclos menstruales es una de las patologías que cursan con infertilidad más frecuente en las mujeres en edad reproductiva. La falta de menstruación o la irregularidad de está, viene determinada por un fallo en el eje hipotálamo- hipófisis-ovari. Una estimulación constante de la hormona hipotalámica GnRH o una disminución de la secreción pulsátil de ésta (por exceso de cortisol o andrógenos en el organismo) puede provocar alteraciones en la secreción de gonadotropinas y fallos en la ovulación. Los trastornos de anovulación contemplan varias causas, de las cuales las siguientes a mencionar son las que más prevalencia tienen:
• HIPOGONADISMO HIPOGONADOTRÓPICO
• SÍNDROME DE OVARIO POLIQUÍSTICO (SOP
• FALLO OVARICO PREMATURO (FOP)

Hipotiroidismo e hipertiroidismo: Las alteraciones de la función tiroidea, tanto hiper como hipotiroidismo suponen la segunda causa de infertilidad femenina. Las mujeres diagnosticadas con hipotiroidismo pueden padecer menometrorragias y/o oligomenorrea además de tener asociado anovulación y esterilidad por una alteración de la secreción normal de GnRH provocando directamente una disminución de las hormonas FSH y LH impidiendo la formación de estrógenos. Otra de las posibles causas sería aumento de la prolactina por acción de la hormona hipofisaria TSH, que se encuentra elevada en pacientes con hipotiroidismo. La hiperprolactinemia disminuye la secreción de gonadotropinas y justificaría las alteraciones menstruales. En el caso de las mujeres que sufren hipertiroidismo también puede aparecer oligomenorrea u amenorrea e infertilidad. Más concretamente en estas pacientes se observan niveles aumentados de estrógenos. Este exceso de estrógenos no estimula la secreción de gonadotropinas previo a la ovulación, y por tanto ésta no se produce.

CAUSAS TUBÁRICAS: Las trompas uterinas constituyen un elemento de gran importancia en el proceso reproductivo pues contemplan funciones vitales como la capacidad de captación del óvulo y su transporte, así como el de los espermatozoides durante el acto sexual. Dado la gran importancia que tiene en el proceso, las causas de infertilidad y esterilidad por un fallo tubárico se corresponden con el 20-30% (26) de los casos de infertilidad de origen femenino. Estas alteraciones, que pueden ser de causa genética o adquiridas, pueden clasificarse a su vez en obstrucción en la luz tubárica, anormalidades en la motilidad o alteraciones en el transporte

Enfermedad Pélvica Inflamatoria (EPI) La EPI corresponde a una inflamación del tracto reproductivo superior que incluye peritoneo pélvico, endometrio, trompas de Falopio y ovarios, habitualmente por causa infecciosa. Los órganos reproductivos son estériles en estado basal, excepto en período menstrual, teniendo como barrera protectora la flora vaginal que recubre el tracto reproductivo inferior. Cuando se produce una lesión en esta barrera protectora se facilita la migración de la infección bacteriana del tracto inferior al superior reproductivo. Las mujeres que padecen de enfermedad inflamatoria refieren un claro dolor pélvico junto a la observación clínica de la inflamación del tracto genial inferior como manifestaciones claras, pueden existir otros signos menos claros e individualizados.

Hidrosalpinx Dentro de las patologías tubáricas, el hidrosalpinx supone un 30-40% de los casos de infertilidad (28). Es una patología caracterizada por la presencia de líquido en la parte terminal de las trompas de Falopio, haciendo que este órgano se dilate y por tanto se dificulte y/o impida el encuentro entre el óvulo y el espermatozoide. Su relación con la fertilidad es aún desconocida, algunos estudios señalan la presencia de la bacteria Chlamydia trachomatis (28), que provocaría la acumulación de líquido con una elevada toxicidad para la mucosa, lo que impediría la correcta implantación del embrión.

Endometriosis La endometriosis se define como un crecimiento anómalo en el estroma y/o glándulas de la mucosa uterina, es decir, el endometrio crece de forma anómala en el útero pudiendo implantarse en zonas externas a éste. Estas zonas de tejido que aparecen fuera del útero se conocen como nódulos o lesiones y pueden formarse en diferentes zonas del aparato reproductivo como peritoneo, ovario, recto vaginal, pelvis y/o endometriosis de infiltración profunda (EPI) que incluye el engrosamiento de todos los anteriores. Las manifestaciones clínicas más particulares son el dolor pélvico, que suele aparecer previo a la menstruación posiblemente por acción de las hormonas ováricas y la presencia de los nódulos, y la infertilidad. Además, dependiendo del grado e intensidad de los nódulos e inflación se pueden ver afectados otros órganos y partes del tracto reproductor, encerrando o destruyendo al ovario y provocando directamente un estado de infertilidad. 

 CAUSAS UTERINAS Las causas uterinas suponen entre un 5 a un 10% (2) de los problemas de infertilidad femenina. El útero cumple importantes funciones durante el ciclo menstrual y durante el proceso reproductivo en la mujer, de forma que una alteración en su función y/o anatomía supone un problema en la fertilidad.
Anomalías congénitas o müllerianas Consiste en alteraciones en la anatomía del útero por motivos congénitos o del desarrollo de los conductos de Müller durante el desarrollo embrionario. A continuación, se describirán los tipos de anomalías congénitas según la clasificación de la American Fertility Society.




Miomas uterinos Los miomas son masas anormales de tejido muscular que se localizan alrededor del útero o en el cuello uterino. Estos miomas surgen del tejido muscular del propio miometrio por influencia de factores hormonales y pueden ser submucosos, intramurales o subserosos. Se desconoce el origen de la formación de los miomas, pudiendo ser por causa genética u hormonal. Normalmente los miomas cursan de forma asintomática, pero puede aparecer sangrado uterino anormal, dolor de pelvis, disfunción vesical e intestinal, dependiendo de la localización de los miomas. Los miomas están relacionados con una disminución de la infertilidad debido a una alteración en el transporte espermático y/o fallos en la implantación por múltiples causas como alteración en la estructura uterina, obstrucción tubárica, alteración de la contractilidad o en el endometrio.

Sinequias uterinas Las sinequias son adherencias en la cavidad uterina cuyo origen en la mayoría de los casos es iatrogénico secundario a una intervención uterina. Existe una forma grave de sinequias conocida como síndrome de Asherman , que puede cursar con una esterilidad definitiva.

 CAUSA DESCONOCIDA Ciertos estudios han centrado su atención en el endometrio, describiendo una triada neuroinmuno-endocrino en el proceso de reproducción. Las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona) durante su acción producen directamente una elevación de los niveles de inmunoglobulinas M e I, además de actuar sobre la mucosa vaginal, la cual actúa como una importante barrera inmunitaria sobre los antígenos que atacan el aparato reproductor femenino. Al producirse la implantación del cigoto en la membrana endometrial, el sistema inmune de la mujer cambia para adaptarse de forma temporal al feto, por lo que una alteración equivale a una complicación del embarazo por la posible intervención de los estrógenos en la eliminación fisiológica de los linfocitos autorreactivos. La desaparición de estos linfocitos elimina su función reguladora y, además, la inflamación secundaria facilita la aparición de infecciones. En el caso de la endometriosis, se cree que los mismos efectores del sistema inmune provoca la patología, de forma que podemos considerar la endometriosis como una patología autoinmune basada en el aumento del número de linfocitos B y de anticuerpos presentes.




DIAGNOSTICO:
En primer lugar, siempre es necesario realizar una correcta anamnesis, en la que se recogerán los siguientes datos : 

  • Historia familiar, recogiendo datos específicos reproductivos como menopausia o antecedentes de infertilidad.
  • Historia personal: enfermedades previas y actuales, edad, alergias, medicamentos, intervenciones quirúrgicas y hábitos tóxicos.
  • Historia ginecológica y relaciones sociales: menarquia, características de la menstruación, duración, frecuencia de las relaciones sexuales.
  • Ocupación laboral. 

Como complemento a la historia clínica siempre es recomendable realizar una exploración física que incluya entre otros datos peso y talla. Asimismo, en esta primera consulta puede solicitarse otro tipo de pruebas iniciales como: tensión arterial, exploración genital masculina y femenina, además, de un estudio analítico y serológico que incluya pruebas diagnósticas de rubeola, toxoplasma, virus de hepatitis B y C, virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y sífilis. 

Pruebas complementarias

DETERMINACIONES HORMONALES DURANTE EL CICLO MENSTRUAL En general se asume que la duración del ciclo menstrual normal varía entre 26 a 35 días. Mujeres con ciclos por encima de los 35 días suelen tener ciclos anovulatorios; y una duración inferior a los 26 días se ha relacionado con una baja reserva ovárica. Existen una serie de valoraciones hormonales que pueden realizarse a la mujer para valorar la existencia de ovulación, así como la reserva ovárica. 
En primer lugar, se lleva a cabo la determinación plasmática de las gonadotropinas (FSH y LH) y estradiol entre el 3-5 día del ciclo para conocer la reserva ovárica si indica valores de FSH >10-12 UI/ml y/o estradiol > 50-70 pg/ml la mujer presenta una baja reserva ovárica. 
Actualmente, se realiza de forma más habitual la medición de la hormona antimulleriana (AMH) por su estabilidad a lo largo del ciclo y la edad al producirse a nivel antral por las células de la granulosa. Cuando el resultado es inferior a 1 ng/ml la reserva ovárica es baja. 
Por otra parte, se pueden realizar, además, la determinación de progesterona durante los días 20-24 del ciclo (fase lútea) para pronosticar las características del ciclo. Si los niveles plasmáticos son inferiores a 10 ng/ml representa una baja capacidad de implantación. Cuando los niveles de hormonas como la prolactina (PRL) o tirotropina (TSH) están por encima de los valores normales puede indicar una alteración del eje gonadal y, por tanto, del ciclo menstrual. 
Por último, se puede realizar un recuento de folículos antrales mediante ecografía transvaginal en la fase folicular precoz (días 2 a 5 del ciclo). Se considera baja cuando el recuento es inferior a 6, sumando lo que haya en ambos ovarios. Sin embargo, cuando se observan entre 5 a 10 folículos de 2 a 10 mm se puede considerar una reserva ovárica normal.

PRUEBAS DE PERMEABILIDAD TUBÁRICA 
La histerosalpingografía es una de las pruebas más empleadas habitualmente en la clínica para evaluar el estado de las trompas y del útero. Consiste en un examen radiológico que se suele realizar de 3 a 5 días después de la última menstruación, y en el que se administra un contraste radiopaco en el cuello del útero. Esto permite observar la forma y características del útero y trompas de Falopio a medida que el contraste va pasando, pudiendo así diagnosticar la presencia de anomalías en alguna o ambas estructuras, así como la permeabilidad tubárica. Es una técnica sencilla, con una alta sensibilidad (60%) y especificidad (83%), y con una muy buena relación coste-eficacia, teniendo además un bajo porcentaje de complicaciones.
Existen asimismo otro tipo de pruebas quirúrgicas complementarias como la laparoscopia e histeroscopia, que permiten desde una mínima apertura en la zona abdominal, observar de forma directa la anatomía del aparato reproductor femenino y poder determinar así sus anomalías, si existieran. Se puede realizar, además, de forma complementaria el test de anticuerpos frente a Chlamydia trachomatis, pues su presencia puede provocar complicaciones que derivan en esterilidad.

EVALUACIÓN DEL FACTOR CERVICAL El moco cervical, producido por las células del epitelio uterino, supone la primera barrera que los espermatozoides deben superar en su camino hacia el óvulo. Valorando las características del moco se puede determinar la migración espermática mediante la prueba post-coital o de Sims-Hühner que consiste en un examen del moco cervical para valorar la presencia de espermatozoides, que se realizará en la fecha peri ovulatoria de la mujer. La toma de la muestra se hará entre 6 y 24 horas después de haber mantenido una relación sexual.

TRATAMIENTO
Afortunadamente, los avances médicos y científicos nos han permitido lograr que más personas y parejas tengan un bebé gracias. En muchos casos, puede lograrse con un diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado. Hoy en día, existen diversos tratamientos para lograr el embarazo.
Los más comunes son:
  • Coito programado
  • Inseminación artificial
  • Fecundación In Vitro
  • Diagnóstico Genético Preimplantacional
  • Inyección Intracitoplasmática de Expermatozoides
  • Donación de óvulos
  • Donación de semen

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